Hay quienes no entienden lo que sentimos muchos en estos días. El amor a nuestra patria, el amor a nuestra selección. Cómo podemos estar nerviosos todo el día
sólo por un partido. Cómo priorizamos el fútbol en estas semanas ante cualquier otra cosa.
La gente que no nos entiende tendrían que saber que muchos, casi todos nosotros, vivimos el mundial, y lo sentimos así como lo sentimos desde que nacimos. Desde chiquitos aprendimos a izar la bandera, cantar el himno, vestir la escarapela, aspirar a ser abanderado, y sobre todo, cada cuatro año, unirnos como país para latir los mismos colores. Desde chicos aprendimos a que el mundial es cosa de amar la camiseta, juntarse en familia y con amigos, y alentar a morir. Y emocionarse con las publicidades. Y cantar cada canción. En juntar las figuritas. En crear y creer en cábalas. Y ganar, y salir a las calles. Y perder, y creer en la próxima. Y eso que ya nos estábamos acostumbrando a perder. Pero nunca dejó de ser una fiesta nacional, una razón para unir a todo el país.
Este año fue no mi primer mundial lejos de Argentina, pero sí que fue mi primer mundial sin mi familia. En un lugar donde no abundan círculos argentinos, y el año que me di cuenta que ya no es cuestión de la ceremonia, el hábito que nos inculcaron, si no que son los colores que llevamos dentro.
 |
| "- Esta noche, te convertís en héroe." |
Haciendo un poco de
small talk con los clientes mientras hago cafés, vamos haciendo seguimiento de este mundial. Y después de estos últimos partidos, todo pasó a otro nivel. Me felicitan, y me lleno de orgullo por mi selección. Me desean suerte, y lo guardo como amuleto. Me preguntan si pienso que vamos a ganar, y les explico que es la primera vez en la que voy a ver a Argentina jugando en la final. Que soy más chica de lo que parezco y que la última vez que pasó, fue dos años antes de que naciese. Y que ya me da igual quién gane este domingo, esto nunca me pasó en mi vida.
Estoy más orgullosa de mi selección que nunca. En el partido contra Holanda nos recordaron qué somos: Gente que pase lo que pase, ama su camiseta. Y la siente. Y la pelea. Y la pelean juntos.

Gracias chicos por hacernos sentir tanto.
Gracias por darlo todo.
Gracias por hacernos llegar hasta acá.
Gracias por unirnos una vez más,
y esta vez más que nunca en estas últimas décadas.
Un abrazo a mi país, voy a sentir cada bocinazo, cada papelito, cada abrazo.
¡¡¡¡¡¡VAMOS ARGENTINA CARAJO!!!!!!